Para una generación de niñas nacidas entre finales de los 80 y mediados de los 90 las princesas Disney han sido un gran reflejo, ese espejo en el que mirarse de cara al futuro. Todas las niñas queríamos tener un precioso y elegante vestido para ir al baile y que el príncipe de turno nos pidiera matrimonio. Nos veíamos representadas en Aurora, Bella, Cenicienta, Yasmine, Blancanieves o Ariel. Princesas de un cuento que tiene muy poco de real.
La vida no es de color de rosa y no debemos hacer ver a nuestras niñas que pueden conseguir por un golpe de suerte ser la mujer de un apuesto caballero que la va a llevar a vivir a su castillo. Las jovencitas de hoy en día deben ver esas películas y disfrutarlas, cómo no. Pero a la vez han de tener los pies en el suelo y saber que eso no les va a pasar a ellas en ningún caso.
Sin embargo, irreal
Los cuentos de hada son eso, cuentos. Relatos en los que una historia fantástica es contada para que sus infantiles espectadoras sueñen y puedan verse en ese mundo y disfrutando de esa vida. Nada de eso es real y no deben tomarlo como tal. Hacerlo puede ser muy perjudicial para su desarrollo de cara al futuro. No deben tener pájaros en la cabeza y creer que todo les va a caer del cielo y que con su príncipe encantador van a poder olvidarse de las penurias y de las dificultades del día a día.
Ellas deben ser conscientes del mundo en el que viven y tener claro que deben primero que nada descubrir qué quieren ser de mayores. El siguiente paso será formarse para poder desempeñar ese oficio en el mundo laboral. Tener pareja no debe ser prioritario ni una obligación para nuestras niñas. Este hecho será algo que surja libre y espontáneamente. Para empezar, deben quererse a ellas mismas y aceptarse tal y como son, porque si no, no serán capaces de querer a nadie.
Primero que nada, han de pensar en ellas mismas y empoderarse. Deben hacerse valer como mujeres y como profesionales en el campo que elijan. De ellas es su vida y su destino. De nadie más. Las princesas Disney no son un espejo en el que deban mirarse. Lo son todas esas mujeres que día a día se levantan bien temprano y luchan para ser las mejores en sus disciplinas. Mujeres valientes que, en muchos casos, se meten en ámbitos puramente masculinos para romper moldes y hacer historia. Son heroínas, que deben ser homenajeadas cada día. Siempre.
Mujeres y poder
Ellas son las que abren camino para que todas las niñas que vienen detrás no sufran ningún tipo de discriminación. Ellas se han enfrentado, en nombre de todas, a mil y una hostilidades. En muchos casos no reciben reconocimiento. Sólo ostracismo. El ser mujer en un ámbito de poder sigue estando mal visto. Esto es algo que, obviamente, debería acabarse. Desgraciadamente, está intrínseco y metastatizado en nuestra sociedad.
Todavía hay un largo camino que recorrer para conseguir que la mujer sea aceptada en cualquier posición. ¿Cuánto falta para tengamos por primera vez una presidenta del Gobierno en España?
Vida sólo hay una, no somos eternas. No podemos estar perdiendo el tiempo pensando en cuentos que jamás van a representarse en nuestra vida real. Hagamos a las niñas tener los pies en la tierra y luchar por su futuro y por ellas mismas, por nadie más. Las niñas son dueñas de su propia vida y de su destino. Lo importante son ellas y que tengan la vida que siempre han deseado tener.