Superados ya los veinte primeros días de agosto, cada vez está más cerca el momento en el que el calendario marque un 1 de septiembre. Esta es la fecha que una gran cantidad de gente adopta como el inicio oficioso del año. Septiembre es el mes de los propósitos, ya sea volver a ir al gimnasio, dejar de fumar, empezar una dieta o darle un nuevo rumbo a tu vida laboral. También es el mes en el que los quioscos se llenan de coleccionables, aumentando el ansia consumista de algunas personas.
También septiembre es el mes de las primeras veces, ya que muchos niños y niñas acuden al colegio por primera vez. Este hecho acarrea el correspondiente llanto al verse arrancados de los brazos de sus madres o padres. Para los adolescentes puede ser el primer día en el instituto, con la ilusión que eso genera, o en la universidad, con la esperanzadora perspectiva de un buen futuro profesional.
Nuevos comienzos
Para los adultos puede significar el comienzo en un nuevo puesto de trabajo, con las mariposas en el estómago que eso genera. El cosquilleo de verte en un entorno que hasta desconocías y que poco a poco vas descubriendo es algo muy gratificante. Poco a poco ves como día a día te desenvuelves mejor en ese nuevo hábitat.
Septiembre es ese momento en el que ponemos nuestra vida en orden, haciendo que cada cosa esté ordenada y en su lugar correspondiente. Ese momento en el que nos reorientamos y volvemos a poner nuestro foco en aquello que queremos. Durante las vacaciones de verano es fácil descentrarse y necesitar un empujón a la vuelta. Un estímulo que nos ayude a recordar qué queremos y nos estimule para conseguirlo.
Un año nuevo otoñal en el que definimos cual queremos que sea el rumbo de nuestra vida hasta que en el mes de junio el calor estival vuelva a llamar a la puerta. Una agenda mental que nos catapulta hasta todo aquello que necesitamos para llegar hasta donde queremos. Para poder organizarnos bien en septiembre hemos de estar llenos de energía.
Esto implica estar bien, por dentro y por fuera. No podemos tener el más mínimo nudo emocional que nos impida avanzar. En ese caso, debemos acudir a terapia y que un profesional nos ayude a deshacer ese nudo. Es muy importante que nuestra cabeza esté libre de preocupaciones en un momento en el que estamos planteando objetivos. Por así decirlo, nos estamos poniendo deberes. Debemos sentirnos con fuerza para llevar a cabo todas las tareas marcadas con éxito.
Vaciar la mochila
Al volver de vacaciones hemos de vaciar en la puerta de casa nuestra mochila y liberarla de todo aquello que nos pesa. Saquemos lo que resta y guardemos como oro en paño todo lo que suma. Ese el secreto. Ni más, ni menos. Tener alrededor todo aquello que de verdad necesitamos y que nos nutre de forma positiva. Sólo así conseguiremos sacar nuestro máximo potencial y lograremos nuestra meta.
No hay más trucos ni recetas mágicas. Foco en lo que queremos y a por ello. Sumando a nuestra ilusión todo aquello que queremos que nos acompañe en cada paso del camino. Importa todo lo bueno y sobra lo malo. Nada positivo saldrá de una mente infectada de malos pensamientos.
El mes de septiembre, ese mes reverencial en el que para muchos se abre una nueva vida ante sus ojos para su completo disfrute. Comienza la cuenta atrás hacia final de año, un año en el que la vida ha empezado de nuevo a ser la que era en 2019 antes de la pandemia, una vida a color y para gozarla.