Durante la visita el pasado lunes de Pedro Sánchez y Ximo Puig a Bejís junto al ministro Grande Marlaska se pudo ver una imagen que ha levantado bastante polémica. Mientras paseaban entre árboles calcinados a ambos presidentes se les escapó alguna risita. ¿Qué les hacía tanta gracia? No lo sabemos.
Quizá el ver que por las nulas ayudas existentes para evitar la despoblación de nuestros pueblos de interior los montes se llenan de maleza que nadie limpia. Este hecho facilita que nuestros bosques ardan a la mínima chispa. Puede ser que les hiciera gracia comprobar que nuestros bomberos han conseguido enfrentarse al infierno. A pesar de contar con la formación más básica y malos materiales, están ganado la batalla.
Guardar las formas
Un político siempre ha de saber mantener las formas en cualquier situación, pero en una grave como la que nos atañe, más. La actitud de Sánchez y Puig dejó mucho que desear ante unos vecinos que están atemorizados. El incendio de Bejís, que ya es el más grave de la historia de la Comunitat Valenciana, ha amenazado sus casas y están intranquilos. Sin embargo ellos, que vienen desde su comodísimo sillón, no son capaces de dejar las risas para otro momento.
Puig y Sánchez son representantes públicos y por ello deben saber cuál es lugar en cada momento. En esa situación, su función es la de estar al lado de los vecinos, escuchar sus miedos y sus demandas y atenderles, de forma educada y cariñosa. Las risas las podemos dejar para momentos más propicios que, seguro, los habrá.
Otra de las obligaciones de los dos presidentes en Bejís era escuchar a los bomberos forestales. No cabe duda que les habrían pedido mejores materiales para enfrentarse al fuego y una formación más amplia en este campo. Los bomberos forestales son héroes que se enfrentar al fuego cuerpo a cuerpo, pero casi sin armas. Estos profesionales van a la guerra y un guerrero necesita armas para ganar la batalla. También habrían podido pedirles un aumento de sueldo acorde al riesgo que corren.
Puede que haya algunos vecinos que se pregunten el porqué de la tardanza en la extinción de este incendio. Las condiciones climatológicas, con un calor asfixiante y un viento cambiante, dificultan esta labor. Además, el excesivo terreno que ocupa el fuego es otro frente abierto en esta lucha. No hay personal suficiente para enfrentarse con las garantías necesarias a un incendio de estas características.
Formación y medios
Quizá si hubiera una formación adecuada y unas condiciones laborales dignas habría muchas más personas que querrían ser bombero forestal. Pero obviamente no las hay. ¿Quién iba a querer? Tienen mucho que perder y muy poco que ganar. Necesitan más incentivos y motivación para poder desempeñar esa tarea.
No se valora lo suficiente a estos profesionales que luchan de forma heroica para preservar nuestros hogares y nuestro entorno. Los bomberos forestales merecen un reconocimiento por parte de la ciudadanía y por parte de las instituciones. El agradecimiento es infinito por soportar la carga de trabajo que están llevando a cuestas este verano y por no desfallecer por más dura que sea la empresa a la que se enfrentan.
El gobierno ha anunciado la declaración de zona catastrófica de Bejís y otras zonas de la Comunitat Valenciana que han sido gravemente afectadas por los incendios. Este ha sido un verano que pasará a la historia por sus continuas y sofocantes olas de calor. Las ayudas serán vitales para que el Alto Palancia comience poco a poco a recuperar su esplendor. Esta comarca castellonense merece volver a ser lo siempre ha sido, uno de los pulmones de la provincia de Castellón.