La mujer siempre ha estado bajo la lupa de la sociedad. Pero si es una mujer poderosa o ha alcanzado un cierto status gracias a su pareja o a algún otro miembro de su familia, la situación puede llegar a volverse insostenible. Sin embargo, cuando ocurre al revés y el hombre se «beneficia» de la posición de su mujer, no pasa nada, todo son buenos comentarios.
Esto se puede ejemplificar bien con casos como el de Begoña Gómez o Irene Montero. Dos mujeres que están teniendo que aguantar mucho por ser la pareja de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Una mujer, cuando llega a un puesto de responsabilidad, no siempre es porque ni su pareja ni nadie la haya ayudado. En la mayoría de casos ella, por sus propios medios, ha conseguido hacerse un hueco y conseguir su objetivo.
Independencia
Nosotras somos independientes y no necesitamos un macho alfa que guíe nuestros pasos y nos consiga el sustento, ya que sabemos sobradamente hacerlo por nosotras mismas. Es hora de que esto se le meta en la cabeza a la sociedad y podamos avanzar. También es ilustrativo el reciente caso de Sanna Marin. La primera ministra finlandesa parece que, por ocupar dicho cargo, tiene prohibido pasar su tiempo libre con sus amigos.
Al parecer, las mujeres no podemos divertirnos. Tenemos que estar siempre al servicio de lo que la sociedad requiera de nosotras. Da igual si eso que intentan imponernos es de nuestro agrado o no, simplemente hemos de hacerlo. Esto es algo monstruoso y que ya en pleno siglo XXI debería estar desapareciendo. Las mujeres somos libres y queremos serlo para siempre.
Nuestra libertad personal y sexual es nuestra y de nadie más. Sólo a nosotras nos incumbe lo que hacemos en nuestro tiempo libre y de ocio y con quién. A nadie le debemos explicaciones fuera de nuestro horario laboral. Dan igual nuestra posición, nuestro cargo o nuestros ingresos. Somos independientes para gastar esa preciada libertad que tanto a costado conseguir en aquello que nos de la gana.
Puede que un día nos apetezca llegar a casa después de trabajar, ponernos ropa cómoda, servirnos una copa de vino y simplemente descansar. Pero en otras ocasiones puede que hayamos quedado con un chico o con una chica o que nos vayamos al cine o de cena. También puede darse el caso de que tengamos la oportunidad de acudir a una fiesta en una discoteca.
Machismo
En ese caso, nos debemos cortarnos y pasar la noche amargadas por el qué dirán. Debemos disfrutar al máximo, como si fuera la última vez en ese local. Nada puede frenarnos en nuestro deseo de pasarlo bien y disfrutar de nuestro tiempo libre. Es muy importante que todas las jóvenes entiendan esto para que sean sanas y fuertes mentalmente y no se dobleguen ante nada.
Nuestro poder y nuestra fuerza son nuestras ganas de vivir y eso nada ni nadie nos lo puede arrebatar. Ellos ladran. Nosotras bailamos y disfrutamos. No merecen ni un momento de nuestra atención por sus comentarios arcaicos y fuera de lugar. Vida sólo hay una y aquí hemos venido a pasarlo más que bien. Nuestro tiempo es oro y está para aprovechar cada segundo de él en lo importante. Lo urgente ya vendrá.
Otro hecho curioso es que en una alfombra roja de cine a las mujeres se les pregunta por su vestido y por su diseñador. Sin embargo, parece no ser tan necesario saber quién es el sastre que ha confeccionado los trajes de los actores y directores que acuden a los eventos hollywoodienses más copados. Ojalá este machismo intrínseco en la sociedad cambie pronto.