La obesidad infantil se ha convertido en los últimos tiempos en una de las grandes preocupaciones tanto de los padres como de los pediatras. Cada vez más niños sufren esta patología que puede estar causada por situaciones de estrés. Una mala alimentación también puede ser la causa de la obesidad infantil.
Según la OMS, un tercio de los niños de Europa con edades comprendidas entre los seis y los nueve años sufre obesidad. El sobrepeso puede derivar en graves enfermedades cardíacas y acarrea un alto riesgo de muerte prematura. Bien es cierto que en los colegios ya se están implementando menús saludables en los comedores, pero eso no es suficiente. También sería de gran ayuda en colegios e institutos promocionar la buena alimentación a través de charlas y talleres. Los chavales deben descubrir el placer de comer bien de forma práctica.
A estas charlas deberían acudir los padres ya que en casa, muchas veces por no escuchar a los niños, les dan para comer lo primero que piden. Los progenitores actúan rápido sin pensar si es lo más adecuado para su salud y para su correcto desarrollo. El veloz ritmo de vida que llevamos actualmente hace que no tengamos tiempo ni para diseñar un menú semanal equilibrado. La vida diaria nos lleva a recurrir muchos días a comida ya preparada.
En la niñez, una buena alimentación es vital para el correcto desarrollo de nuestros pequeños. Es una alegría ver como en los colegios los bocadillos de nocilla y los phoskitos han sido poco a poco sustituidos por fruta. Ellos se merecen lo mejor y no debemos escatimar en esfuerzos a la hora de cuidarles.
Verdura y fruta
Todos los días deben comer un plato de verdura y dos piezas de fruta, de forma que cubran las necesidades diarias de estos alimentos. Primero les costará, pero al final se acostumbran y les gusta. Cuando sean conscientes de los beneficios que todo estos reporta en su salud llegarán a agradecerlo. Todo conlleva un esfuerzo en la vida. Aunque algún alimento no nos guste, si es bueno para el organismo, hay que intentar integrarlo en nuestra dieta.
Siempre se ha dicho que el algo quiere, algo le cuesta. En lo relativo a la alimentación y a la salud, también. La constancia en los buenos hábitos harán que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente se encuentren bien y en sintonía. En el caso de los niños, esto hará que en clase sean más proactivos, presten más atención y su evolución académica sea buena. En el caso de los adultos, exactamente lo mismo pero cambiando case por la oficina.
Salud digestiva
Lo que comemos siempre va a repercutir en nuestro estado físico y en nuestro humor. Un niño bien alimentado siempre será un niño feliz. El pequeño que no tenga una buena salud digestiva a causa de su mala alimentación estará más irascible y de peor humor. Atendamos siempre a estas pequeñas señales para descubrir algo que pueda estar fallando en nuestros hijos.
Nuestros niños se merecen lo mejor y debemos preocuparnos por ellos, igual que nuestros padres se preocuparon por nosotros. Intentemos ser con ellos igual de atentos que lo fueron con nosotros, para que se impregnen de ese cariño y siempre traten así a los demás. Ya se dice que una persona suele dar lo que recibe.
Si les tratamos con mimo y cariño, eso será lo que ellos darán a los demás en el futuro más cercano. Los niños son el futuro del planeta y los siguientes capítulos de la historia les pertenecen a ellos. Cuidémosles como se merecen para salvaguardar el futuro de las próximas generaciones.