El ocio infantil de hoy en día, en el que los niños pasan horas y horas delante de la pantalla del ordenador y del móvil, se ha convertido en el mejor aliado del sedentarismo. También de la obesidad infantil, uno de los principales problemas de nuestra infancia. Los hábitos de los niños han cambiado mucho respecto a los de generaciones anteriores. Los cambios no siempre son malos, pero en este caso el cambio ha sido para peor.
Lejos han quedado esos tiempos en los que nuestras plazas y parques estaban a rebosar de niños subiendo y bajando de toboganes y columpios. De pequeños corriendo, cayendo y llorando desconsolados tras la primera herida. Ahora sales a la calle un 6 de enero y no ves ni a un solo niño estrenando los regalos que Melchor, Gaspar y Baltasar les han dejado bajo el árbol. ¿Por qué es eso? Hoy en día los niños no quieren jugar en la calle, quieren estar jugando a Among Us, Minecraft o al League of Legends. Esta es una costumbre que no va a traer nada bueno en lo relativo a la salud.
Una droga
Jugar a videojuegos se ha convertido en su pasatiempos favorito. Nada les gusta más que conectarse on line con sus amigos y jugar. Pueden llegar a ponerse irascibles si por lo que sea un día les surge cualquier imprevisto y no pueden hacerlo. Es casi como un deber para ellos. Sólo piensan en llegar a casa después del colegio o del instituto y encender el ordenador. Es como una droga.
Siempre ha habido debate en torno si a los niños «enganchados» a los videojuegos habría que tratarlos como a enfermos o adictos. La respuesta es que sí. Son enfermos y son adictos. Tienen una adicción galopante al juego que hace que todo lo demás, lo que es importante en la vida, lo dejen de lado. No quieren ir a visitar a los abuelos, no quieren salir de casa a tomar algo a una terraza. Nada. Sólo quieren jugar.
Además, esta es una adicción que cuesta dinero, ya que los videojuegos y las consolas no las regalan. La Play Station 5 la han subido recientemente de precio y aún así continua agotada en prácticamente todas las superficies comerciales. Este es un hecho que evidencia la obsesión de toda una generación con las consolas. Ahora se acerca la Navidad y muchos serán los niños y adolescentes que la incluirán en su misiva a sus Majestades de Oriente.
La PS5, agotada
No cabe duda de que entre noviembre y enero volverán a agotarse las unidades de esta máquina que tantos quebraderos de cabeza provoca a los padres. Los progenitores no deben perder los nervios ante sus hijos cuando ven que pasan más horas de las debidas jugado. Hay que explicarles con paciencia, tranquilidad y con mucha dulzura lo perjudicial que puede llegar a ser. Vernos exasperados puede volverlos más irascibles y agresivos.
Ellos deben ve que en todo momento tenemos el control de la situación y que les estamos dando las directrices y los consejos adecuados. Los padres siempre van a querer lo mejor para sus hijos y deben trasladárselo, pero siempre con calma y demostrando quién es el adulto. Nosotros somos los que tenemos conocimiento y debemos demostrarlo.
Ver las plazas llenas de niños daba vida y alegría a las ciudades, ya que veías a niños sanos disfrutando plenamente de su infancia junto a sus amigos. Esto es lo que siempre un ser humano debe hacer en la etapa más temprana de su vida. Ya decía Karina que «cualquier tiempo pasado nos parece mejor», pero en este caso, con razón.