En una era en la que las violaciones en grupo y la violencia doméstica están más en alza que nunca se hace imprescindible la educación sexual. Esto debe hacerse con el objetivo de que tanto niños como niñas entiendan la importancia de respetar siempre a cualquier persona sea del sexo o la raza que sean.
La nueva Ley de consentimiento sexual, también conocida como la ley del «sólo sí es sí» se antoja más necesaria que nunca. La norma servirá como medio de protección de las mujeres que en muchos casos se sienten indefensas y acorraladas. Hay auténticos agresores y depredadores sin escrúpulos. En casa también debe llevarse a cabo esa labor de educación para que nuestros niños sepan como actuar ante una mujer.
Relaciones sanas
No paran las violaciones de aumentar exponencialmente, por lo que hay que actuar de manera urgente en este asunto. Chicos y chicas deben aprender a relacionarse de forma sana y correcta. En ningún caso lleva a nada la violencia y deben tener interiorizado que es gravísimo atacar algo tan personal e íntimo como la libertad sexual. También ellas. Aunque se da en menos casos, también deben saber cuando un chico, o otra chica, les dice que no.
Puede ser duro sentirse rechazado y más en la adolescencia y en la más tierna juventud, cuando las hormonas están disparadas. Pero hay que aprender a aceptarlo y saber parar cuando se está incomodando a otra persona. No es de recibo que una chica sienta que está a punto de ser devorada por leones y que no tiene escapatoria. En definitiva, hemos de aprender a comportarnos como personas racionales.
No todos son así
No podemos darle la razón a todos aquellos que piensan que el hombre es poco más que un animal, que realmente lo es. Pero tenemos una diferencia y es la racionalidad y la capacidad de discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Como seres humanos, tenemos la capacidad de saber si estamos haciendo algo mal o daño a alguien. tenemos que saber ver el sufrimiento en el rostro de otras personas.
Esa es la primera parte. Luego viene la segunda, que es saber que tenemos que parar en lo que sea que estemos haciendo cuando vemos que estamos provocando dolor. Es horrible y habla muy mal de nosotros como especie no ser capaces de dejar de herir. Podemos llegar a ver que estamos haciendo sufrir a alguien y seguir con nuestros actos. Igual a que a nosotros no nos gustaría que nos hicieran sufrir, tampoco a los demás. Es así de simple.
Presunción de inocencia
Ojalá en algún momento podamos dejar de hablar de esto porque sea ya un asunto totalmente superado. Me temo que va a costar debido a la mala dirección que está tomando la sociedad. También ha de quedar claro que se debe respetar siempre la presunción de inocencia. Otra cosa evidente es que no todos los hombres son bestias por el hecho de ser hombres ni todas las mujeres son santas por haber nacido mujer.
Hay casos en los que también las mujeres pueden abusar y maltratar a sus parejas sin ningún tipo de piedad. Es algo que nos toca ver cada vez de forma más frecuente y que debería desaparecer de nuestro mundo para siempre.
No es cuestión de que nosotras tengamos que estar más protegidas, lo primordial es la educación y la concienciación. Debemos unirnos todos para erradicar esta lacra a la que ahora parecen haberse sumado los pinchazos químicos. Esta mala moda surgida en Barcelona pone de nuevo en jaque la libertad y la seguridad de las mujeres. Las autoridades deben actuar e implantar la educación sexual como obligatoria en las escuelas.