Una de las cosas que se suele decir que aportan felicidad es estar rodeados de belleza. Esto no siempre referida a una persona guapa o atractiva, sino de la belleza de un lugar que puede enmarcar un momento inolvidable en nuestra vida. Para llenarnos de alegría y de buen rollo es imprescindible estar rodeados de objetos bonitos. También visitar lugares que desprendan «guapura».
La belleza inspira y nos invita a respirar, llenando nuestros pulmones de todo lo bueno que aporta para poder seguir adelante con nuestra infernal rutina. De esta forma, nos cargamos de energía sin desviarnos de nuestro rumbo. La vida, ya lo decía el recordado Andrés Montes, puede ser maravillosa. Pero si la llenamos de cosas bonitas, es todavía mejor. Para poder rendir en nuestra vida cotidiana y en nuestros respectivos trabajos es vital que nos sintamos bien. También es imprescindible que logremos transmitir a todos aquellos que nos rodean que estamos felices y con el foco puesto en el camino correcto para lograr todo aquello que nos hayamos propuesto.
Compartir todo lo bonito
Además, es importante y bueno compartir aquellas cosas bonitas que nos encontramos con, por ejemplo, nuestros seguidores en las redes sociales. Esta es una forma de hacer que ellos, aunque sea a través de una pantalla, también puedan descubrir ese lugar. De esta forma, podemos conseguir que les parezca tan precioso como a nosotros Esto es lo que hará que quieran visitarlo.
En la belleza encontraremos lo mejor de nosotros mismos y también de los demás. ese lugar donde sentirnos en paz y poder volver a ser nosotros mismos. Las complicaciones del día a día pueden hacer que se nos llegue a olvidar quienes somos. Cuando lleguemos a ese lugar bello que nos hace sentirnos como en nuestro lugar en el mundo, recuperaremos nuestra esencia y volveremos a ser nosotros mismos.
Todo lo bonito y bueno que encontramos en nuestros pueblos y ciudades es aquello que nos va a sostener en los malos momentos. Eso que hará que no caigamos y que recuperemos la verticalidad cuando nos empezamos a torcer. El respiro necesario para cualquier persona que sufre las consecuencias del actual ritmo de vida que llevamos la gran mayoría de nosotros.
Vaciemos la mochila emocional
El buen olor de una simple flor puede aportarnos belleza y aportarla también a nuestros hogares. Busquemos siempre decorarla con no sólo aquello que nos guste, sino con todo aquello que nos transmita belleza, seguridad y paz. Todo eso es lo que nos ayudará a trabajar con comodidad y a gusto. Todo se hace con más ganas cuando estás en un entorno bonito. Trabajar en un espacio desangelado nos desmotiva y nos deja sin energía para afrontar el resto del día.
Quedémonos con todo lo que nos hace bien y desechemos todo aquello que no aporta más que peso a nuestra mochila emocional. Sintamos, vibremos y disfrutemos de todo aquello que nos despierta las ganas de seguir viviendo. Todo aquello imprescindible para que nuestra vida esté completa. Esa vida que es única y que no se va a repetir. Esto no es un simulacro. Es por ello que debemos aprovecharla al máximo y hacer de cada día lo que nosotros queramos que sea.
Como dice el famoso poema, «soy dueño de mi destino, soy capitán de mi alma». Nosotros debemos dirigir nuestra vida hacia donde queramos, sin que nadie nos guíe lo pasos. Busquemos todo aquello que para nosotros sea bello o bonito y demos las gracias por poder disfrutar de ese pequeño momento de placer que nos regala. Nosotros mismos y quienes comparten un pequeño momento de nuestro día. Nos lo agradecerán por y para siempre.