Los pinchazos químicos a mujeres en zonas de ocio para drogarlas y posteriormente abusar de ellas sexualmente parece haberse convertido en la triste moda del verano. Esta macabra táctica comenzó en algunas discotecas de Barcelona y parece haberse extendido por el resto de España.
Sin ir más lejos, en pasada edición del Arenal Sound fueron 14 las chicas que denunciaron haber sentido un pinchazo. Cada caso está ya bajo investigación por parte de la Guardia Civil. Estos pinchazos pueden llegar a provocar serias secuelas debido a los agresivos productos utilizados para conseguir el efecto deseado por parte del agresor.
Pero, ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Está pasando de verdad? ¿Es sugestión? Lo cierto es que puede ser un poco de todo. Es cierto que en Barcelona varias chicas sufrieron pinchazos y acabaron en Urgencias aquejadas de fuertes mareos. La sugestión es muy poderosa y hasta la más mínima sensación puede parecernos algo que no es.
Estos hechos deberían centrar el debate político y luchar para esclarecer su veracidad. En caso de que las chicas estén en lo cierto, se debe actuar contra los culpables. La sumisión química es algo muy grave y más si pretende usarse para perpetrar un abuso sexual. Nunca jamás debemos tolerar este tipo de actitudes ni fomentarlas de ningún modo.
No es no
Todos, hombres y mujeres, debemos entender que el consentimiento es básico cuando hablamos de una relación sexual. Una mujer indefensa, bloqueada y muerta de miedo será incapaz de actuar ante un violador. Debemos estar pendientes de las mujeres que tenemos a nuestro alrededor y advertirlas ante el peligro que supone una persona sin escrúpulo alguno.
Cuanto más tiempo pase, más difícil será que la persona afectada pueda escapar de una relación tóxica o abusiva. Cuanto antes actuemos, mejor. Nadie merece pasar por una situación así, en la que vea su libertad sexual coartada o cercenada. La libertad es primordial en el más amplio sentido de la palabra. Debemos protegerla, defenderla y preservarla.
En un mundo en el que el machismo parece no desaparecer, es importante que las mujeres hagan oír su voz y digan basta ya. No podemos permitir vivir con miedo ni angustia. El «sola y borracha quiero llegar a casa» parece un chiste, pero no lo es. Es un derecho y la libertad de decisión que cada uno tenemos como individuo. No es no. Y sí es sí. Algo que algunos hombres parecen empeñarse en no entender.
El foco debe estar en conseguir que no vuelvan a ocurrir violaciones en grupo ni asesinatos a mujeres a manos de sus ex parejas. Esa lacra debe terminar ya y todos debemos poner nuestro granito de arena. La libertad sexual es muy importante y hoy en día parece casi un mito.
Educación sexual
La educación sexual es básica para evitar este tipo de actitudes y en ellos deben centrarse desde los centros escolares y las instituciones. Debemos fomentar un buen comportamiento entre nuestros jóvenes unas relaciones sanas basadas en el respeto. Las mujeres, y también los hombres, merecen ser tratados con respeto por sus parejas.
Cuando iniciamos una relación esperamos y deseamos que sea para toda la vida. Por ello es imprescindible que la comunicación, el respeto y el entendimiento imperen en la pareja. Sólo así, la relación llegará a puerto seguro y podrán entonar aquello de «y vivieron felices para siempre».
Muchas chicas están temerosas y cuando acuden a uno de estos eventos aparcan el disfrute y la conversación con sus acompañantes. Las jóvenes prefieren estar pendientes del más mínimo movimiento que pueda producirse a su alrededor. No es algo baladí ni que deba tomarse en broma, como también señalan las autoridades.